Los sueños de azafata de la adolescente Yeira truncados en un trágico final

Yeira Encarnación Correa, de 16 años, partió de este mundo en circunstancias violentas, horas después de habérsele escapado a su madre, Mildred Correa, a quien informó iba para un colmado, pero terminó con una amiga en el balneario Anamuya, de Higüey.

El suceso, ocurrido hace diez meses, ha tomado nuevos ribetes, luego de que la madre de la occisa lanzara las osamentas frente al Palacio de Justicia de Higüey, luego de sacarla de la tumba en el cementerio de Matachalupe, donde fue sepultada, indignada por la inacción de la justicia.

A pesar de los reclamos, en medio del dolor de la madre de Yeira en la justicia, no se le hizo caso, ni le aceptaron una querella, y los apresados por el caso en la ocasión fueron liberados posteriormente. La fiscalía, que tiene retenido su teléfono y parte de las osamentas, indica que la muerte de Yeira fue de «asfixia por inmersión».

Las fotografías de la menor muestran hinchazón y sangre en la nariz, mientras el abogado criminalista, Román Alexis Román Ortega, prepara la estrategia para proceder con el caso.

La madre sostiene que los individuos que salieron con su hija y varias amigas al balneario Anamuya, practicaron una orgía con las menores y ante su oposición a tener sexo, la maltrataron, violaron y luego la lanzaron al río.

La madre dice que las amiguitas que la sonsacaron y acompañaron saben lo ocurrido y jamás las ha visto; sin embargo si se le interroga, todas saben lo ocurrido y ese es el testimonio revelador de la verdad.