Solo la separan 80 kilómetros de la violenta capital de Haití, pero en la ciudad de Jacmel reina la tranquilidad, y ello la ha convertido en el destino de cientos de personas que huyen del terror que en Puerto Príncipe imponen las bandasarmadas, cuyas acciones provocaron el año pasado más de 5,600 muertes violentas en este empobrecido país caribeño.
Joane, de 45 años, vivió y creció en en Delmas 24, en el barrio de Solino, no lejos del centro de Puerto Príncipe, pero en abril de 2024 se vio obligada a trasladarse a Jacmel, donde asegura haber encontrado tranquilidad.
«Todo el mundo huyó del barrio. Huimos por la noche sin poder llevarnos nada», narró a EFE la mujer, quien trata de rehacer su vida en Jacmel, haciendo lo que más le gusta: vender artesanía.
Desde entonces, todo ha cambiado para ella. Ha recuperado la tranquilidad que perdió hace tanto tiempo. «En términos de seguridad, es totalmente diferente a Puerto Príncipe. No hay problemas con bandasarmadas», añadió.